"LIBRE COMERCIO"

Javier Couso: “El mercado entierra la democracia”

El eurodiputado de Izquierda Unida habló acerca de su lucha contra la firma del TTIP entre EE.UU. y la Unión Europea, analizando los efectos que estos tratados de libre comercio pueden tener en la democracia y los derechos humanos. Invitado por la Fundación Rosa Luxemburgo, Couso participó en una conferencia con representantes de España, Argentina, Paraguay, Uruguay, Brasil, Alemania y Chile

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Por Yasna Mussa, eldesconcierto.cl
La historia de Javier Couso (Ferrol, 1968) con Chile no es reciente. La primera vez que visitó Santiago fue en 2003, cuando ofreció un concierto junto a su banda de rock. Más tarde, en 2007, volvería para reencontrarse con amigos y para cultivar ese lazo que ha tenido con este país desde que tiene memoria, cuando compartía espacios de lucha y activismo con chilenos exiliados en España. “Chile para nosotros es como un ying-yang, un cara y cruz en donde, por un lado, está toda esa expectación que provocó la vía democrática al socialismo con Allende y luego, la cruz que significó el golpe de Estado y dictadura de Pinochet”, dice Couso.

 

Este otoño, la visita de Couso ha sido particular. Esta vez, subió a un escenario muy distinto, ya no como rockero, sino que en su condición de eurodiputado de Izquierda Unida, como miembro de una delegación internacional para debatir con organizaciones nacionales sobre el impacto de los tratados de libre comercio en la democracia y los derechos humanos.

El encuentro que se realizó el 26 y 27 de abril reunió a representantes de España, Argentina, Paraguay, Uruguay, Brasil, Alemania y Chile. El objetivo fue poner en la discusión un tema contingente como es  la firma del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por su siglas en inglés), el cual ya fue firmado por el gobierno de Chile y espera ser ratificado en el parlamento.

El eurodiputado ha participado activamente en España contra la firma del Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP), difundiendo las consecuencias que tendría en la vida diaria el eventual pacto entre Estados Unidos y la Unión Europea, por eso aceptó la invitación de la Fundación Rosa Luxemburgo para venir a Chile a compartir su experiencia como parlamentario.

 

¿Qué peligro directo representa el TTIP para los ciudadanos europeos?

Un ejemplo es lo que va a pasar con la agricultura. Nosotros en Europa tenemos principio de precaución, algo que no existe en Estados Unidos, en el que las farmacéuticas o las empresas de alimentación tienen que demostrar que el producto no es dañino para el ser humano, entonces hay que testearlo y eso encarece el producto. Nosotros tenemos prohibido 120 agentes que intervienen en cosmética y en Estados Unidos de esos 120 tienen 5 prohibidos. Ellos permiten los pollos con hormonas y permiten la carne clorada, en Europa no.

Por otra parte, Estados Unidos se va a imponer, por lo cual se está tratando de abrir, lo único que le quedaba a las grandes transnacionales: el sector público en el que está sanidad y educación, algo que en Europa es fundamental después de la segunda guerra mundial. Es nuestro ADN tener educación universal y gratuita, tener sanidad exactamente igual. Pues para ellos, había un blindaje estatal y lo que quieren es abrirlo para que entren las grandes empresas y eso es terrible para los pueblos.

 

Lo que llama la atención es que estas negociaciones entre EEUU y la UE se llevaran a cabo en secreto…

Hubo una iniciativa que reunió 2 millones de firmas, que está recogida en los tratados de la Unión Europea pero que no es vinculante, donde se le pedía abrir un debate público sobre el TTIP y nos lo han negado, pero nos hemos enterado, porque los hackers se han encargado. Gracias a eso hemos podido leer y nos hemos asustado. El 90 por ciento se han reunido con grandes empresas, no han incorporado ni los sindicatos ni los agentes sociales, ni a los movimiento ni nada para preguntar qué es lo quería la ciudadanía y sobre todo, no nos van a permitir ni siquiera ratificarlo por referéndum.

El tratado, como lo dijo Susan George, es un tratado vampiro: cuando le de la luz, es decir, cuando la gente sepa lo que es, no lo va a apoyar nadie, ni siquiera el campesino aunque sea de derechas va a apoyar eso que es el empeoramiento. La misma milonga que cantaban a los canadienses y mexicanos del tratado que iban a conseguir 10 millones de empleo y perdieron un millón y medio. Ahora la comisión europea está reconociendo que vamos a perder empleos entonces yo no sé qué beneficios vamos a tener. Yo creo que es una movida geopolítica de Estados Unidos y de Europa para no perder peso en las negociaciones de comercio por el surgimiento de los países emergentes.

 

Se dice el TTP es un tratado hermano del TTIP ¿Considera es igual de perjudicial este tratado para Chile?

Hay diferencias pero en el fondo son lo mismo. Que un país pierda capacidad soberana para decidir las políticas que sus ciudadanos y ciudadanas hayan decidido nos afecta a los dos igual.

En Europa la diferencia es lo que los servicios públicos han sido la vanguardia de ese consenso de post guerra mientras existía la Unión Soviética que daba miedo y había que darle a la gente para que no quisiera intentar otro modelo diferente. Aquí no pasó, en ese sentido no hubo ese desarrollo porque fue más  parecido en algunas cosas a Estados Unidos. El peligro es el porque son tratados de libre comercio que lo que van a intentar, sobre todo, es un modelo de desarrollo.

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Primero de mayo en Santiago de Chile

Por los datos que yo tengo de Chile, exporta materia prima pero no exporta productos de valor añadido. Es decir, no tienen la capacidad de sacarle más rentabilidad a esas materias primas. Es un modelo de desarrollo que es contrario a la vida y, sobre todo, al país, porque a esas grandes empresas extractivistas les da exactamente igual la ecología. Nosotros venimos ahora de la cumbre del clima, y venimos alertando lo que va a pasar. Y estos tratados ahondan en el deterioro medioambiental que nos puede llevar a la extinción pero lo que tiene que tener claro es que tiene mucho que ver porque es transpacífico y tiene mucho que ver con la emergencia de Chile y con esa segunda ruta de la seda que está implementando China y es una manera de controlar.

 

Usted ha dicho que “el TTIP es el último clavo en ese ataúd neoliberal en el que el mercado entierra la democracia” ¿Podríamos aplicar esa observación en el caso chileno?

Lo que pasa es que los sistemas son diferentes, pero es cierto que le ha tocado a los chilenos soportar esas terapias de choque que luego se han exportado a otros lugares. Tratados como el TTP vienen precedidos por otros tratados de libre comercio desde hace mucho tiempo. Incluso la primera globalización que desarrolló Gran Bretaña al final de las guerras napoleónicas y todo el siglo XIX de hegemonía, parecida a la que tiene Estados Unidos ahora, se dio a través de tratados de libre comercio. Lo que pasa es que antes había una serie de contrapesos.

Cuando Charles de Gaulle llega después de la Segunda Guerra Mundial, es una persona de derechas, pero en el acuerdo global para reconstruir su país, él reconoce y acepta que por lo menos el 40 por ciento de los servicios estratégicos tienen que estar en manos del Estado. Lo que cambia es esa derecha liberal que es la expansión de esos tratados para quitar la potestad a los estados de defenderse de determinadas cosas que les imponen las trasnacionales, que además aseguran esas inversiones por encima del interés general.

Nosotros nos estamos en contra del comercio, lo que pasa es que entendemos que el comercio tiene que estar regulado y tiene que estar dentro de unos estándares de derecho internacional y de derechos humanos. Tanto un tratado como otro, colisionan con el derecho internacional, colisionan con el propio derecho interno, porque se ponen por encima de los tribunales estatales e incluso chocan con la Organización Mundial del Comercio.

 

¿Cómo ha sido la lucha contra este tratado al interior del Parlamento europeo?

Actualmente en contra del TTIP se manifiesta el grupo de la Izquierda europea, parte de los Verdes, y parte de la extrema derecha. En el Parlamento europeo, por desgracia, existe la gran coalición. Está comprobado que en materias sustanciales, el 68 por ciento del Partido Popular, el Partido Socialista, los liberales y los conservadores votan exactamente igual. Lo que pasa es que en esto afortunadamente se dan excepciones y, por ejemplo, ya ha habido algunos rechazos a la disciplina parlamentaria pues dentro de los partidos socialistas o incluso algunos conservadores han votado contra el TTIP. Por desgracia, no puedo decir lo mismo de los diputados socialistas españoles que votan todos como si estuvieran en el ejército y no hay diferencia en la social democracia  y la derecha liberal, cuando la social democracia podría jugar un papel como el que jugó en los años 70, de conseguir un Estado de bienestar que fue la admiración del mundo.

Fotos: Isabel Díaz Medina, Gerhard Dilger

 

La batalla de Couso

Javier Couso, el tercero de cinco hermanos, ha estado ligado desde los 13 años a movimientos sociales y culturales. Su vida transitó desde la militancia hasta su participación activa en espacios contraculturales a través del rock o luchando por los derechos de los migrantes. Pero a partir del 8 de abril de 2003, su lucha tuvo un vuelco personal que se instala como un motor hasta el día de hoy. Su hermano José -camarógrafo español, segundo de la familia- fue asesinado junto a otros dos periodistas, mientras cubría la invasión de Estados Unidos a Irak, en el bombardeo contra el hotel Palestina de Bagdad, donde se alojaba la prensa extranjera. Desde entonces, Couso, su familia y amigos, mantienen una lucha incansable que acaba de cumplir 13 años, en la que han recurrido a todas las instancias judiciales para conseguir que se haga justicia e instalar la historia de su hermano en la memoria colectiva de España.

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¿Qué posibilidades hay de reabrir el caso de su hermano  y apelar a otras instancias judiciales?

Nosotros entendemos que tenemos que reconocer nuestro Estado de derecho y por eso en un principio acudimos a la jurisdicción española. Mucha gente nos decía que hiciéramos un caso civil en Estados Unidos pero con eso sólo tendríamos dinero y no buscamos dinero, buscamos justicia. Entonces en cuanto se agote toda la capacidad para seguir batallando en los tribunales españoles pues iremos al tribunal de Estrasburgo, sobre todo diciendo dos cosas: la falta de tutelaje efectiva en el propio Estado sobre un ciudadano español y, por otro lado,  pues las normas y disposiciones que ha firmado la Unión Europea.

Por eso vamos a DDHH en Estrasburgo, porque tenemos muchas esperanzas de poder reabrir el caso, porque además ya ha habido tres o cuatro sentencias del tribunal de Estrasburgo contra el gobierno español en diferentes casos: cierre de periódicos, torturas, etc. Esperamos que en este caso también tengamos el apoyo de la justicia para seguir luchando simplemente para una cosa: para que no haya impunidad para los asesinos de periodistas o por lo menos para que los tribunales determinen. No estamos pidiendo una venganza, ni una condena de ante mano,  sino la capacidad de donaciones soberanas, democráticas en el marco del Estado de derecho, para solucionar los problemas.

 

¿Después de 13 años cree que José ya se ha transformado en un símbolo en España?

Son muchos años. Lo que hacemos todos los años y que estamos trabajando mucho, es la memoria  y de hecho creo que  ya hemos conseguido que mi hermano sea un símbolo de la libertad de información en todo el mundo y eso es lo peor que le puede pasar a sus asesinos. Ya hay gobiernos los más importantes de mi país, por ejemplo el ayuntamiento de Barcelona, en Madrid y de Ferrol que están homenajeando a mi hermano con calles, plazas o con parques.

Hacemos concentraciones adelante de la embajada y vienen periodistas, gente del activismo social y músicos con una reivindicación, entonces siempre mantenemos una regularidad de gente que nos juntamos. Es algo que afortunadamente se mantiene vivo en la memoria de mi país y es algo muy difícil después de 13 años en una sociedad en la cual las noticias se fabrican, como existe la fast food, existe la fast news, o sea son noticias hechas para caducar prácticamente a los minutos de emitirla, entonces nos sentimos muy satisfechos. Yo creo que a mi hermano se sentiría muy honrado.

 

Las revelaciones de Wikileaks fueron fundamentales en el caso de su hermano pues se comprobaron los vínculos entre la embajada de Estados Unidos en España y el gobierno español…

Así es. Por los papeles de Wikileaks yo creo que no descubrimos la presión, porque sabíamos que la iba a haber y es normal en una potencia global como Estados Unidos contra un país tan pequeñito como España. Sabíamos que había presión, nos la contaban, no teníamos la prueba exacta, pero eso nos desveló no sólo la prueba sino la conspiración directa de nuestro gobierno con un gobierno extranjero, para evitar que se investigara lo que le había pasado a un ciudadano español. Es terrible.

Gracias a Wikileaks supimos que el Fiscal General del Estado estuvo comiendo con el embajador estadounidense y asesorándole para que diera pasos para poder cerrar el caso. El fiscal jefe de la Audiencia Nacional, el ministro de Justicia comiendo con el embajador, la vicepresidenta coordinando un mini gabinete, entonces intentaron todo lo posible. El caso fue emblemático, porque fue el primer caso contra militares estadounidenses y no son soldados, sino que un suboficial, un teniente coronel y un capitán.

Estamos  hablando de gente que sabe hacer la guerra. Y fueron procesados, fueron imputados y además se les puso en búsqueda de captura, la primera búsqueda y captura de la historia. Como no podían parar el caso, porque siempre lo reabrimos y lo volveremos a reabrir, lo que hizo el gobierno del Partido Popular, fue eliminar la jurisdicción universal, es decir, que si a un ciudadano español lo matan en un país extranjero pero los que le han matado no residen en España, no puede actuar.

 

¿Existen testigos que aseguran que el ataque fue premeditado?

Sí, está todo comprobado, tenemos testigos. Hay una persona de inteligencia militar estadounidense que se enteró que iban a atacar el hotel Palestina y ella era la encargada de espiar las conversaciones de los periodistas y las ONGs, entonces  se dirigió a su superior diciendo: “oiga, he visto que el hotel Palestina está dentro de los objetivos y ahí sólo hay periodistas”. Y le dijeron: usted ocúpese que esa decisión se toma a otro nivel. Cuando ella vio se quedó con tanto remordimientos, que fue al programa Democracy Now, de Amy Goodman.

Supimos que la cadena Fox estaba empotrada en el jeep del coronel Perkins, que es el segundo de la Tercera Infantería Corazada y emitían desde ahí para mostrar una única versión de los hechos, según nos enteramos por un periodista que iba empotrado en esa unidad.  Él nos aportó esos datos que aportamos también al magistrado, por lo que ya se sostiene la tesis de que fue una acción para aterrorizar a la prensa que no iba controlada y así entregar la información a la prensa que ellos controlaban. Nos enteramos de esto hace dos o tres años, no lo sabíamos de antemano. Por eso contactamos con esa testigo y dijo que iría a dar su testimonio, pero finalmente no lo hizo. Incluso nos ha dicho alguien cercano a ella que la amenazaron con alta traición, o sea que le pasaría lo mismo que a Manning (soldado condenado por filtraciones del ejército de EEUU). Entonces yo no le puedo pedir más porque aportamos la entrevista y llevamos a Amy Goodman a declarar ante el juez para dar veracidad de ese testimonio.

Yo quiero dejar en claro que nosotros entendemos el oficio de periodista. Yo he estado en guerras, conozco lo que son las guerras y entendemos que mi hermano hubiera podido morir en un accidente de su profesión y hubiera sido pisar una mina, o un fuego cruzado. Pero lo que no vamos a aceptar es el asesinato de periodistas y todos los indicios que hay es que fue un asesinato para impedir el ejercicio del periodismo.