La democracia es una mujer negra con muchos brazos, cabezas y corazones

Vilma Reis es socióloga, con maestría en Ciencias Sociales. Una mujer de candomblé. Sentada en su oficina, es posible ver detrás de Vilma imágenes sagradas, banderas que cuentan la historia del movimiento de mujeres negras y una imagen cuyo recuerdo será evocado por la entrevistada a lo largo de la conversación: Luiza Bairros (1953-2016), líder política a quien Vilma reverencia su trayectoria, su lucha y su articulación política en el ámbito de las mujeres negras en Brasil. “Soy una mujer negra. Soy activista de movimiento de mujeres negras. Soy una defensora de los derechos humanos”.
09/12/2021
por
FRL
Vilma Reis – Arquivo pessoal
Vilma Reis – Arquivo pessoal

Vilma Reis es socióloga, con maestría en Ciencias Sociales. Una mujer de candomblé. Sentada en su oficina, es posible ver detrás de Vilma imágenes sagradas, banderas que cuentan la historia del movimiento de mujeres negras y una imagen cuyo recuerdo será evocado por la entrevistada a lo largo de la conversación: Luiza Bairros (1953-2016), líder política a quien Vilma reverencia su trayectoria, su lucha y su articulación política en el ámbito de las mujeres negras en Brasil. “Soy una mujer negra. Soy activista de movimiento de mujeres negras. Soy una defensora de los derechos humanos”. Junto a sus compañeras, cofundó el Colectivo Mahin, trabaja en la construcción de la Coalizão Negra por Direitos, es una de las articuladoras del Fórum Marielles, inspiración y partidaria del Instituto Marielle Franco y del Mulheres Negras Decidem.

              La trayectoria de Vilma sintetiza la forma en que las mujeres negras han estado actuando en la creación de prácticas sociopolíticas en Brasil. En cada uno de estos grupos mencionados (y muchos otros), la inserción de las mujeres negras en las políticas institucionales ha contribuido a la preservación del legado ancestral de la diáspora negra en las Américas, en su inteligencia para crear estrategias colectivas para sobrevivir, subvertir las estructuras coloniales y poscoloniales basadas en el racismo antinegro (e indígenas) y en el machismo.

              En la lucha contra las hegemonías políticas, a lo largo de la historia, la actuación de mujeres negras ha tensionado y provocado a la izquierda al llevar la dimensión interseccional al centro del debate, es decir: ha desplazado el argumento de que en Brasil “el problema es de clase” y el propio mito de la democracia racial. Al reconocer que las mujeres negras son sujetos políticos, atravesadas por el racismo y el machismo, deberían ir para el campo de las disputas contra las opresiones.

              “Es necesario abordar el tema racial y de género con centralidad, porque si no se enfrenta el empobrecimiento de las mujeres negras en nuestro país, no resolveremos el problema Brasil. Por tanto, impulsar el concepto de interseccionalidad articulando las categorías de raza, género, clase, sexualidad, pertenencia, territorialidad. A menudo, todas estas categorías están activadas para una situación de sabotaje colectivo de nuestra esperanza”.

              Cuando se conceptualiza la lucha de las mujeres en Brasil desde el término “negra”, además de humanizar sujetos no vistos como humanos a lo largo de todo el pasado esclavista, lo que se propone es decir que ese otro no blanco es un sujeto político, “se reconoce que todo lo que se mueve en este país tiene las manos, la imaginación y el pensamiento de las mujeres negras, de las mujeres indígenas”. Un movimiento que se basa en la pluralidad, la “densidad y la inmensidad”.

              Durante estas cuatro décadas de movimiento de mujeres negras brasileñas, su organización ha seguido los procesos y movimientos de lucha por el fin de la dictadura en Brasil y en los países latinoamericanos, y las luchas por el fin de la colonización en los países africanos, especialmente los de habla portuguesa. La mujer negra brasileña ha sido “un actor político activo para todos los cambios que hemos puesto sobre la mesa del poder, incluso cuando no teníamos la capilaridad que tenemos hoy y la osadía de cuadros políticos de nuestra militancia”.

              En el cuadro político del Brasil contemporáneo, hemos visto derechos, territorios y cuerpos negros amenazados por “no permitir ningún tipo de cambio en Brasil e por imponernos un proceso de asfixia permanente”. Sin embargo, a pesar de que estamos bajo la amenaza permanente de acortar las vidas no blancas, y de ser testigos de los recurrentes ataques a derechos, cuerpos y territorios, Vilma reitera que el proyecto del feminismo negro es focalizado en el matriarcado que reparte y horizontaliza el poder, haciéndose absolutamente necesario la distinción y la rebeldía a este proyecto racista patriarcal, violento, al igual que los bandeirantes de los tiempos coloniales. A esos representantes de esta estructura conservadora, Vilma los nombró “nuevos bandeirantes”.

              “Lo que hemos estado haciendo es una escuela abierta de ciencias políticas que se está formando para todo el país”. Según la socióloga, de esta acción política y pedagógica se hace eco alianzas en todo Brasil, posibilitando extrapolar fronteras y océanos. Y al pensar en el diálogo del movimiento de mujeres negras brasileñas con otras territorialidades, es importante evocar el trabajo de Lélia González, cuya actuación abrió caminos para pensar el movimiento de mujeres negras más allá de Brasil y Estados Unidos, construyendo el concepto de amefricanidad y enfrentando a “la élite colonial y americanófila[1]”, profundamente desconocedora de los países vecinos y hostil a los países africanos. Es en los encuentros que se realizan en Costa Rica y en República Dominicana que surge el 25 de julio – Día de la Mujer Afrolatina y Caribeña -, de estos y otros encuentros, se abrió “una nueva perspectiva de comunicación, diálogo, contacto e intercambios” que tenían en común la desobediencia al patriarcado.

              En 2019, durante las campañas municipales en Salvador (Bahía), Vilma Reis, junto con innumerables activistas y colectivos de mujeres negras brasileñas, encabezó el movimiento de precampaña a la municipalidad por el PT – Partido de los Trabajadores. El movimiento Ahora es Ella [Agora é Ela] ocupó las redes y la centralidad del debate: sobre qué democracia y cuál es la cara de la política de partidos de izquierda en Brasil. En las palabras de Vilma: “hicimos la fisura en el poder en 2019 cuando lanzamos la precandidatura el día de la independencia de Bahía (2 de julio). Día que María Felipa ingresó victoriosa a la ciudad de Salvador acompañada de negros e indígenas, en 1823”.

              Casi 200 años después, la tecnología emprendida por mujeres negras sigue siendo campo de batalla, disputa por el poder y enfrentamiento con el Estado y con el genocidio negro e indígena. Esta reanudación y fisura política provocada por la precandidatura de Vilma no es un hecho aislado. También refleja la indignación por el asesinato de Marielle Franco (1979-2018); mientras que, en el mismo año de 2018, Érica Malunguinho (PSOL-SP) fue elegida la primera diputada estatal trans y negra, Joenia Wapichama (REDE-RO), la primera mujer indígena electa como diputada federal en la historia de Brasil. En el mismo año, Talíria Petrone (PSOL-RJ), Aurea Carolina (PSOL-MG) fueron electas diputadas federales y Benedita da Silva (PT – RJ) fue reelecta. En 2020, Erica Hilton (PSOL-SP) fue la concejala más votada de la ciudad de São Paulo “¿Por qué voy a dejar todo el Estado brasileño a los blancos? No tiene sentido. Creemos en una democracia popular, soñamos con una democracia para todos, todas e todes. Sabemos que somos nosotras, las mujeres negras, que impulsamos la izquierda hacia la izquierda”.

  • Candomblé – religión afrobrasileña de origen africano donde se adora a los orishas y que fue desarrollada en Brasil por pueblos africanos esclavizados en el país. Actualmente sufre una profunda persecución institucional, instigada por representantes de iglesias neopentecostales;
  • Bandeirantes – hombres (principalmente de la región de São Paulo) que, en la época de la colonización de Brasil, actuaban en la captura de personas esclavizadas, destruyendo quilombos, encarcelando indígenas, explotando piedras preciosas en estos territorios.
  • Lélia Gonzalés – Importante intelectual negra brasileña, iniciadora de los estudios sobre políticas raciales en Brasil y su relación con la diáspora negra en América Latina. Una referencia a la militancia negra (fue una de las fundadoras del Movimiento Negro Unificado – MNU), Angela Davis siempre la cita como una investigadora importante. Falleció en 1994.
  • Amerifricanidad – Concepto creado por Lélia Gonzales que se refiere al proceso de recuperación y valoración de la resistencia promovida por las mujeres negras de la diáspora junto con las mujeres indígenas de América Latina contra el colonialismo/colonialidad. Una contribución fundamental al pensamiento feminista latinoamericano.
  • Maria Felipa – Mujer esclavizada, pero que ganó su libertad, participó activamente en la lucha por la independencia de Bahía, en 1823.

[1] Quien se entusiasma con todo lo referente a Estados Unidos. (N.T.)