Boris Kanzleiter, director del departamento internacional de la Fundación Rosa Luxemburgo en Berlín, habla sobre coyuntura, nacionalismos y los horizontes políticos de la organización
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“Nuestro desafío es fortalecer las izquierdas en el mundo”
12/07/2017
por
Verena Glass

Boris Kanzleiter, director del departamento internacional de la Fundación Rosa Luxemburgo en Berlín, habla sobre coyuntura, nacionalismos y los horizontes políticos de la organización

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Boris Kanzleiter es director del departamento internacional de la Fundación Rosa Luxemburgo en Berlín

Por Verena Glass (texto y fotos)

La Fundación Rosa Luxemburgo (FRL), creada oficialmente en 1990 como institución de formación política, investigación para el desarrollo social progresista y foro de discusión de alternativas y pensamiento crítico del partido alemán PDS (Partido del Socialismo Democrático) – a partir de 2007, Die Linke (La Izquierda) – ha ampliado su campo de actuación fuera de Alemania en los últimos 15 años.  Actualmente, realiza actividades en más de 80 países a partir de más de 20 oficinas en todo el mundo. Estas actividades son coordinadas por el llamado Centro para el Diálogo Internacional (Zentrum für internationalen Dialog, o simplemente ZID, en alemán).

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Oficinas de la FRL en el mundo

El ZID hoy es uno de los departamentos más importantes de la Fundación Rosa Luxemburgo. Con la misión de articular la actuación de las oficinas internacionales, su director Boris Kanzleiter ha impulsado un proceso de reflexión y debate que busca consolidar en un dominador común acciones que confluyan hacia la concretización del mayor objetivo de la fundación: apoyar, impulsar y fortalecer las diversas izquierdas por el mundo.

Nacido en una familia donde el debate político era cotidiano, Boris Kanzleiter, comenzó a militar en organizaciones de izquierda desde muy joven. Formado en literatura alemana e historia, terminó abrazando la profesión de periodista de investigación, trabajando primero en Berlín, en México y en ex–Yugoslavia, donde cubrió una de las guerras más sangrientas del cambio de siglo. Por su experiencia en los Balcanes y el conocimiento profundo de sus realidades, Boris asumió la misión de construir una oficina de la Fundación Rosa Luxemburgo  para la región en Belgrado en 2009, donde trabajó hasta su designación como director del ZID.

Entender e impulsar las izquierdas en el mundo, y apoyar su fortalecimiento, no ha sido una tarea sencilla en tiempos en que se multiplican las crisis en todos los campos de la vida, de la política, la economía y las certezas, evalúa Boris. Antes que nada en Europa, donde la tendencia es el recrudecimiento del conservadurismo y las derechas en sus diversos matices.

“En las elecciones nacionales de Alemania en septiembre, por ejemplo, el partido de la extrema derecha AfD (Alternativa para Alemania) ciertamente  tendrá más del 5 % de los votos y entrará al parlamento federal. En países como Hungría y Polonia se percibe un crecimiento de la xenofobia, del racismo y del nacionalismo de derecha, elementos que también marcan el proceso del Brexit en Inglaterra”. El enraizamiento del pensamiento y tendencias antidemocráticos en partes de la sociedad, sugiere Boris, es promovido por las medidas de austeridad, que acentúan la crisis del euro, amplifican el autoritarismo y profundizan el abismo entre ricos y pobres. Por lo tanto, las soluciones y los discursos conservadores atraen cada vez a más simpatizantes.

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Ato en Grecia: “Imposible instalar Democracia, remueva ‘Sistema'”

Pero es importante destacar que los mismos elementos son frontalmente contestados por las izquierdas también. No es un debate sencillo, evalúa Boris, porque dentro de las izquierdas están los que quieren refundar la UE para salir de la crisis, y los que quieren renacionalizar los procesos políticos. “Esto es un debate que tenemos que profundizar. Por ejemplo, si Francia y Alemania consiguieran elegir dirigentes de izquierda, habría una chance de refundación. Si la derecha se fortalece, va a ser mucho más difícil… Pero tampoco podemos olvidar el avance de la izquierda en la región, como el ascenso  de “Podemos” en España, “Syriza” en Grecia, el gobierno de coalición de izquierda en Portugal y, más recientemente, el avance político en las elecciones generales de Francia y el Partido Laborista en Inglaterra, con el crecimiento de candidatos progresistas como Jean-Luc Mélenchon y Jeremy Corbyn”.

Las críticas a la derecha y de la izquierda a la UE propone una reflexión necesaria: ¿Como lidiar con el tema de las soberanías nacionales y de los varios matices nacionalistas? Según Boris, la FRL claramente defiende una política internacionalista, “lo que nos coloca diametralmente en contra del nacionalismo xenofóbico. Inclusive el nacionalismo que llevó al Brexit y el que domina en Polonia”, explica. Pero el tema del nacionalismo es complejo. “Hay dos discursos muy diferentes sobre soberanía: uno de la derecha, racista y contrario a las libertades  individuales – como el aborto, que, para esos nacionalistas, hiere la posibilidad de perpetuación de la raza nacional – , que es muy patriarcal y al mismo tiempo muy liberal y defensor del capital. Por otro lado, están las resistencias contra procesos antidemocráticos en la UE. Hay una presión fuerte para el incremento de políticas sociales nacionales, por ejemplo la movilización en Gracia, España, y en Portugal. Las políticas de austeridad de la UE impusieron fuertes reversiones de las políticas sociales, y estas resistencias no son reaccionarias, pero si muy importantes, incluyendo resistencias  a las políticas de fomento de las grandes corporaciones transnacionales. Eso dialoga con nosotros”, explica Boris.

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Desafíos de una organización internacional

Una de las propuestas del ZID para el trabajo de las oficinas internacionales de la FRL en el próximo período, es la adopción de líneas de trabajo que recogen los principios de los llamados Derechos Sociales Globales, básicamente una universalización de los derechos sociales y democráticos para todos – alimentación saludable y suficiente, educación de calidad,  salud para todos, libertades de prensa, de sindicalización, de manifestación, etc. Para Boris, “solo así tendremos democracia. O sea, la propuesta de los Derechos Sociales Globales es un socialismo que va mucho más allá  del socialismo tradicional clásico.”

Según él, la FRL apoya movimientos, organizaciones e iniciativas sociales que articulan los intereses de determinados sectores, como trabajadoras y trabajadores, mujeres, derechos indígenas, lucha por la vivienda, organizaciones en los barrios populares, etc. “Lo importante es que los derechos sociales estén en el foco, y que sean fortalecidos en las legislaciones y las instituciones estatales.  La lucha debe ser por más derechos y para borrar los retrocesos. No debemos descartar los instrumentos existentes, como convenciones internacionales, sea de la OIT, o de la ONU, etc. Nos podemos apoyar en esas convenciones, pero solo funcionan cuando hay movilización social. Así también es importante luchar para que el estado garantice los derechos.”

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Trabajo con movimientos sociales es el cerne de la política de la FRL

La FRL tiene tres funciones estratégicas, prosigue Boris: analizar con metodologías de investigacion académica las políticas y tendencias de las propuestas de los pensamientos de izquierda; facilitar y fomentar la formación política, subsidiar y apoyar a grupos de lucha por sus derechos; y construir cooperaciones con actores de las izquierdas. “No apoyamos procesos políticos o partidos directamente, pero sí a los movimientos y a las organizaciones. E incentivamos los diálogos entre los actores de las izquierdas. Hay diversas líneas políticas e ideológicas progresistas, y nuestra función es fortalecer y ayudar en estos diálogos. Queremos ser una plataforma para el encuentro de las diferentes corrientes, ya que todavía hay mucho conflicto entre las izquierdas. Eso pensando que actuamos en cerca de 80 países…”, pondera.

El desafío de intermediar el dialogo entre las izquierdas es posiblemente tan complejo como llegar e ellas en regiones destrozadas por conflictos. En varios de ellos, el estado alemán tiene un gran interés. En otras palabras, el trabajo de la FRL en las áreas de conflicto en estados de regímenes autoritarios demanda estrategias creativas.

“En Siria, por ejemplo, estamos interesados en cooperar con las fuerzas que trabajan por la paz. Puede ser viable a través de nuestra oficina en Beirut, Líbano, a través de la cual el contacto con actores sirios sería posible. En Turquía el trabajo también es complicado pero prioritario, porque hay una relación fuerte del país con Alemania. Ahí se puede preguntar: si la FRL recibe fondos del Estado, ¿como se relaciona con sus intereses? Digo que a pesar de que somos financiados con dinero público, tenemos el mandato de hacer un análisis crítico de las políticas del gobierno alemán, así como fortalecer las izquierdas en otros países, aunque eso choque con la política internacional del gobierno.

Por ejemplo, el país tiene un acuerdo con Turquía sobre refugiados (que prevé, entre otras cosas, actuaciones conjuntas de las fuerzas de seguridad alemanas y turcas para combatir la actuación de grupos involucrados en el tráfico de refugiados), que la fundación lo ve  de manera crítica. También somos muy críticos a la política de austeridad que el gobierno alemán impuso  a Grecia. Esa es nuestra función y tenemos el mandato para eso. Como fundación ligada a Die Linke (La Izquierda), la FRL tiene una relación muy próxima con la mayor bancada de oposición en el parlamento alemán”, explica Boris Kanzleiter.

Traducción: Svea Franz