La noticia sobre la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se ha destacado en la prensa internacional como un paso histórico para la desaparición de una de las últimas reliquias de la Guerra Fría. El análisis que presentamos a continuación, desde una perspectiva de izquierda, se publica ahora después de un mes de iniciadas las conversaciones, pues considerábamos necesario esperar que los anuncios públicos se convirtieran en hechos tangibles.
Después de varios meses de negociaciones secretas, las cuales fueron posibles gracias a la mediación del Papa Francisco y del gobierno canadiense, los jefes de estado Raúl Castro y Barack Obama acordaron iniciar el proceso de distensión con un intercambio de prisioneros. Esto posibilitó abrir un camino que paso a paso se espera que logre flexibilizar las restricciones al turismo estadounidense en Cuba, regular la transferencia de remesas hacia la isla, así como las telecomunicaciones y finalmente, normalizar las relaciones diplomáticas. Sin embargo, el bloqueo económico, comercial y financiero que desde hace cincuenta años Cuba padece, no ha sido incluido en las actuales negociaciones.
Los motivos concretos para el acercamiento político son variados. Desde el punto de vista estadounidense se relacionan indudablemente con sus pretensiones geopolíticas hegemónicas, con su interés en futuras inversiones en la isla y también con las coyunturas electorales. Sin embargo, desde la perspectiva cubana, especialmente considerando el proceso de reformas económicas iniciadas hace algunos años, denominado “actualización”, las consecuencias de las negociaciones con Estados Unidos pueden percibirse de una manera ambivalente.
A principios del año 2014, en una exposición artística del músico cubano X Alfonso en la nueva Fábrica de Arte Cubano en La Habana, se pudo ver una serie de montajes fotográficos que representaban el posible futuro del estado socialista cubano. Se mostraban calles de La Habana repletas de anuncios luminosos y carteles publicitarios de empresas transnacionales de origen estadounidense como Coca-Cola o McDonalds, igual que antes de 1959.
* Licenciada en Ciencias Políticas, cubano-alemana, actualmente es becaria de la Rosa Luxemburg Stiftung. En 2014, realizó una estancia de investigación durante un semestre en Cuba, para la realización su tesis doctoral en la Universidad de Colonia, en la cual analiza el proceso de reforma y el papel de los pequeños emprendedores cubanos.
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