A propósito del VI Encuentro Internacional “La Economía de los/as Trabajadores/as”, celebrado entre el 30 de agosto y el 2 de septiembre en Buenos Aires y Pigüé, dialogamos con Heinz Bierbaum, presidente de la comisión internacional del partido alemán DIE LINKE (La Izquierda), acerca de la economía autogestiva como alternativa al modelo económico neoliberal
Por FRL Buenos Aires
Esta nueva edición se desarrolló al cumplirse diez años de su primera convocatoria por el Programa Facultad Abierta, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en julio de 2007. Participaron de este encuentro empresas recuperadas y autogestionadas, cooperativas y organizaciones sociales y populares, así como organizaciones sindicales y académicos interesados y comprometidos con las prácticas autogestionarias y el proyecto de una nueva economía de los trabajadores y trabajadoras. Sobre estos temas y más dialogamos con Heinz Bierbaum, quien, entre otras cosas, se ha desempeñado como profesor de economía industrial en la Universidad de Saarbrücken.
Bierbaum es autor de diversos artículos en los cuales trabaja alrededor de la “democracia económica”, concepto según el cual los objetivos de la economía social y ecológica deben ser en el interés de los trabajadores y el desarrollo social. Esto implica “que los trabajadores tomen las decisiones respecto a la estructura de la empresa: no reproducir las estructuras verticales que caracterizan a las empresas capitalistas, sino crear estructuras horizontales, nuevas formas de relación social”.
Sin embargo, este concepto no sólo tiene que ver con la participación de los trabajadores en la política de la empresa, sino que “tiene que ver también con una política estructural a nivel regional, una economía a nivel nacional que tenga objetivos sociales en el interés del desarrollo social. Una economía en donde haya decisiones y objetivos políticos, no sólo beneficios en el corto plazo”.
Para plantear seriamente la propuesta de los sectores autogestivos como alternativa a las modalidades que aplica el neoliberalismo económico, es necesario, según Bierbaum, que tanto las empresas recuperadas como la economía de los trabajadores sean elementos y conceptos más amplios. En Alemania, por un lado, el partido DIE LINKE apoyó toda propuesta relacionada con la economía popular, cooperativista y social, pero a la vez también impulsó una red llamada “democracia económica”, organizada tanto por el partido como por la Fundación Rosa Luxemburgo.
Al respecto, Bierbaum afirma que “en Alemania tenemos hoy, nuevamente, un cierto debate (que no es el debate central respecto a la agenda político social) acerca de las iniciativas del sector de la autogestión y las cooperativas. Este debate existió en la década del ochenta y se reavivó después de la crisis económica financiera global de los años 2008 y 2009.
A partir de ello, la Fundación Rosa Luxemburgo ha organizado convenios y conferencias acerca de este tema. La misma importancia se aplica para DIE LINKE, ya que la democracia económica y la economía de los trabajadores es una parte fundamental de nuestro programa, por eso trabajamos junto a la Fundación en este aspecto; es un elemento muy importante, aunque hasta ahora no se ha constituido en un eje central”.
Es importante resaltar que Bierbaum se ha desempeñado como secretario sindical en el sindicato metalúrgico alemán IG Metall (Unión Industrial de Trabajadores de Metal). La relación sindicatos – economía cooperativa es de una complejidad interesante de analizar. Al respecto, afirma que “es difícil la situación sindical porque, lamentablemente, el movimiento sindical, en particular IG Metall, que es el sindicato más poderoso en Alemania, ejerce el corporativismo sindical, es decir, acuer esdos con el management, la dirección de la empresa, que benefician a una parte de los trabajadores pero que no representa a los intereses de la totalidad de la clase trabajadora”.
En tu opinión, y como parte del sindicato IG Metall, ¿cómo es la relación entre las pocas experiencias de economía cooperativista que existen en Europa con los sindicatos en general?
“No es una relación fácil. En particular puedo hablar desde mi experiencia como responsable de la relación entre el sector de la economía solidaria de las empresas autogestionadas con los sindicatos en los años ochenta: una relación muy difícil. Los sindicatos temen que con la economía solidaria no se respeten los estándares sindicales, es decir, salarios, condiciones laborales, etcétera.
Sin embargo, es cierto que en el sector de la autogestión hay no pocos casos donde existe también la autoexplotación. Por otro lado, creo que tenemos que cooperar para mejorar las condiciones para las empresas autogestionadas, para crear condiciones favorables para su regulación. Por ejemplo, la legislación a favor de este tipo de empresas.
El Estado tiene que estar presente en crear esas condiciones para favorecer el funcionamiento de estos sectores. Tiene que ser un objetivo prioritario por parte de los sindicatos: luchar junto a los sectores autogestivos para mejorar las condiciones de desarrollo para este tipo de empresas. Pero está claro que la relación de los sindicatos con este sector sigue siendo difícil”.
Cuando hay situaciones de crisis, las experiencias de la economía autogestiva y la recuperación de fábricas toman un protagonismo creciente ya que ante el cierre de fábricas, éstas son recuperadas por sus trabajadores. La crisis global del modelo capitalista y sus consecuencias dramáticas para los trabajadores y trabajadoras provocan necesariamente iniciativas alternativas.
Como nos dice Bierbaum, “no es casualidad que la economía de los trabajadores y los sectores autogestivos se fortalezcan en regiones muy afectadas por el avance neoliberal”. Es interesante, pues, plantear la lectura del partido ante esta situación en tanto no solución de corto plazo, sino como proyección de alternativa de proyecto político. Al respecto, asegura que “la proyección es una cuestión crucial. Es claro que las empresas recuperadas son una respuesta a una situación de crisis: la empresa está abandonada por parte del patrón y recuperarla es una respuesta para sobrevivir y salvaguardar los puestos de trabajo.
Pero en la concepción de DEI LINKE es más aún: es un elemento de la democracia económica, implica otra forma de organizar el trabajo. Es decir, que nosotros, como trabajadores, tomemos las decisiones respecto a los productos y a la manera de producirlos. Por eso, es mucho más. En principio es una respuesta a una situación de crisis, sí, pero a la vez, y más profundamente, es una alternativa al modelo neoliberal y capitalista”.
En el marco del encuentro, ¿cómo leen desde el partido la experiencia latinoamericana y argentina en particular, de cara a los desafíos en Alemania?
“Para nosotros es interesantísimo, ya que creemos que es necesario conocer más las experiencias en América Latina y, en concreto, en Argentina, donde hay una tradición de este tipo de empresas. Me interesa, en particular, entender de una manera más acabada el cómo funcionan estas empresas, porque la experiencia nos marca que normalmente tienen muchos problemas económicos, sobre todo en cuanto al financiamiento.
En Alemania y en otros países europeos el encontrar financiamiento es un grave problema, ya que los bancos no dan créditos a este tipo de empresas. Al respecto, han habido diversas iniciativas para crear otros bancos, con otro tipo de política financiera. Estamos muy interesados en conocer cuáles son las medidas y soluciones que se llevan a cabo en la práctica en la Argentina sobre estos temas; a saber: cómo funcionan económicamente, socialmente, cuáles son las estructuras, si hay una democracia participativa, cómo es el proceso de toma de decisiones, etcétera. Por eso estoy aquí, para conocer de cerca la realidad y poder discutir estas experiencias en Alemania”.
Muchas veces esas experiencias verticalistas están muy fortalecidas en la práctica cotidiana y es difícil dar el salto en cómo pensar la democracia económica como un proyecto de sociedad. Reflexionando acerca de cómo se puede pensar ese puente entre la experiencia concreta (más desarrollada en América Latina) y esta idea de democracia económica, el responsable de las relaciones internacionales del partido DIE LINKE nos dice “el que las empresas recuperadas y la economía de los trabajadores se afirmen como conceptos más amplios es el inicio para crear una economía alternativa.
Para ello, hacen falta iniciativas políticas que tiendan a ayudar a estas empresas, ya que el problema más grande que enfrentan es que tienen que competir con grupos económicos y empresas capitalistas que tienen condiciones más favorables en el conjunto económico existente. Sin dudas, la experiencia de América Latina nos ayuda a intensificar el debate político, que tanta falta hace”.
Acerca de la precarización laboral, ¿cómo se expresa en Alemania? ¿Tiene ese sector de trabajadores una proyección como sujeto político?
“Tenemos una clase trabajadora dividida: una parte, en particular el sector industrial y, más particularmente aún, el sector del automóvil, posee buenas condiciones laborales (salarios altos, etcétera); por otro lado, aunque también en el sector industrial, en los servicios, muchos trabajadores tienen otras condiciones laborales, muy poco favorables (salarios bajos, part time, etcétera). Este último sector está creciendo, son muchos y cada vez más.
Ese sector está representado por el partido, aunque es difícil de homogeneizar. Llevamos a cabo una campaña en pos de mejorar la situación de los sectores precarizados, porque no se encuentran sólo en el sector productivo, sino que también se hallan en los servicios estatales, por ejemplo, en el sector de la sanidad, donde las condiciones salariales son muy malas. Para nosotros constituye un objetivo en sí el representar políticamente el trabajo precarizado. Queremos reducirlo y mejorar las condiciones que perjudican a este sector de trabajadores”.
Para finalizar, el 24 de septiembre hay elecciones en Alemania. Como miembro de DIE LINKE ¿qué nos puede decir acerca de la coyuntura electoral? ¿Cuáles son las expectativas del partido?
“La situación es muy mala. El partido democristiano domina a través de la figura de Angela Merkel, que según los sondeos roza el 40%. El partido socialdemócrata (SPD) se encuentra muy débil, ronda el 24, 25% como máximo. Nosotros con DIE LINKE, como izquierda, estamos entre el 8 y el 10%, y el porcentaje decrece para los otros partidos, los Liberales (FDP) , la extrema derecha (AfD), los Verdes.
Por eso la situación no es favorable para el cambio político. No hay vientos de cambio. La estabilidad y el slogan que vende Merkel son falsos. Tenemos unas contradicciones sociales muy grandes, entre las cuales contamos con un sector de trabajo precarizado muy amplio, el más amplio en los países europeos. Sin embargo, está claro que respecto a la situación del resto de los países europeos, nuestra situación es favorable, económicamente, socialmente y políticamente. De cualquier forma, insisto: tenemos muchas contradicciones sociales, aunque esto no se transforma en cambio político.
Los socialdemócratas son un gran problema. Cuando en enero fue escogido Martin Schulz, como candidato de la socialdemocracia, había la esperanza de un viraje “social” y el SPD subió en las encuestas, pero cuando no llega el contenido, es decir, cuando no hay una concretización de los enunciados de justicia social, entonces no hay mucha diferencia entre Merkel y los socialdemócratas.
Por todo esto no soplan vientos de cambio político, lo cual es un problema no sólo para Alemania, sino para toda Europa. En cuanto a las expectativas de nuestro partido, nuestro objetivo es alcanzar el 10%, lo que nos consolidaría como tercera fuerza política. Es un objetivo nada fácil de alcanzar, aunque es temprano para pronósticos, ya que no estamos en plena campaña electoral aún.
Mi opinión personal es que el escenario no se modificará mucho. Asimismo, creo que es absolutamente necesario para la política alemana que los socialdemócratas cambien su rumbo político. Nosotros hacemos una campaña para nosotros, porque estoy convencido de que una Izquierda fuerte es la base para un cambio político y social. Pero es necesario que los socialdemócratas cambien, de lo contrario, no lograremos articular ese cambio para el escenario político”.