Por Luis Rojas Villagra
La realidad actual del Paraguay y de la población que lo habita es claramente inaceptable e indignante, desde el punto de vista del bien común, de la satisfacción de las necesidades básicas de amplios grupos humanos y del goce de los derechos humanos universalmente reconocidos. La economía, la política, la educación, los medios de comunicación, las prácticas cotidianas, en suma, la organización social existente en el país ha mostrado claros límites y evidente incapacidad para dotar a toda la población de condiciones dignas de vida, a partir del trabajo, el acceso a tierra y vivienda, a educación y salud de calidad, sin pobreza y desigualdades extremas como las que hoy se observan en el país y la región. Los hombres y las mujeres que vivimos en estas tierras de generosa naturaleza, no solo merecemos gozar de esos bienes y servicios esenciales para la vida, sino que existen todas las condiciones para que ello sea realidad y no un sueño lejano: un enorme potencial de trabajo en la población; una cultura histórica con fuertes trazos de solidaridad y cooperación; un territorio dotado de abundantes bienes como tierra fértil, agua y biodiversidad; enormes necesidades humanas, que la adecuada combinación de trabajo, organización social y política, medios productivos y el uso racional de los recursos naturales pueden satisfacer ampliamente, sin comprometer el futuro de las generaciones venideras.
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La evidencia empírica cotidiana sobre la paradójica coexistencia de inhumanas carencias y grandes recursos productivos, nos convoca a pensar, discutir e impulsar colectivamente alternativas a la sociedad actual en que vivimos. Los modos de producir, los de participar, los de construir conocimientos, los de comunicar, los modos de relacionarnos con la naturaleza, pueden cambiar, más aún, deben cambiar, si queremos como sociedad llegar a satisfacer las necesidades hoy no satisfechas de miles de paraguayos y paraguayas, puesto que los caminos transitados insistentemente en las últimas décadas han mostrado no ser los adecuados para ese fin, el de la sociedad incluyente donde predomine el bien común. Decía Albert Einstein que la locura es “hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados”; las clases dominantes del Paraguay, obedientes al capital internacional, vienen apostando a un supuesto desarrollo del país desde hace 150 años hasta hoy, con un modelo económico agroexportador extractivista sustentado en la concentración de la tierra, que lo que ha mostrado es ser muy útil para el progreso económico de una minoría de la población y del capital foráneo, además de la exclusión social de millones de personas, y el aniquilamiento de las riquezas naturales. Lo que se impone a estas alturas del siglo XXI es dejar de apostar a lo mismo como sugiere el gran físico alemán, y construir colectivamente propuestas y realidades distintas, que sean verdaderas alternativas de desarrollo, soberanía e inclusión, de buen vivir para todos y todas.
Enfatizamos en que los actuales modos de vivir y hacer deben cambiar, porque el modelo de sociedad actual ha mostrado ser destructivo con la naturaleza y la propia raza humana, comprometiendo peligrosamente la vida, toda forma de vida, humana, vegetal y animal. El calentamiento global, el cambio climático, los gases de efecto invernadero, la masiva deforestación, la extinción de miles de especies de seres vivos, la contaminación creciente del aire, tierra y agua, las múltiples epidemias y enfermedades que se expanden en nuestros pueblos, son las innegables y dolorosas consecuencias de la sociedad centrada en el dinero, en la acumulación de capital, en el consumismo exacerbado, en la pérdida de horizontes y sentidos como seres humanos, más allá de la riqueza material y el placer del momento. Encontrar alternativas a la sociedad actual ha dejado de ser una opción o posibilidad, se ha convertido en este momento histórico en una condición de existencia y supervivencia en el planeta y en cada uno de sus rincones, como es nuestra querida “isla rodeada de tierra en el corazón del continente”, el yvy marane’ÿ de sus antiguos, hoy marginados, pobladores.
Este trabajo es un pequeño aporte en la búsqueda colectiva de esas alternativas, y está organizado a partir del siguiente interrogante: ¿Cuáles serían los elementos esenciales a considerar al pensar en un proyecto alternativo de sociedad en el Paraguay? (…) siga leyendo.
Tereré jere
Alternativas a la sociedad paraguaya actual
Luis Rojas Villagra
BASE-IS
Diciembre 2015 – 86 paginas
Asunción, Paraguay
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