China: ¿Cooperación sur-sur o nuevo imperialismo?

Ulrich Brand destacó la importancia de la energía renovable y su lógica descentralizada; la necesidad de fortalecer las visiones de transición y llamó a “no emular los sistemas de vida de Europa”
14/06/2017
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Convocada por la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Senado de la Nación y con el apoyo de la Fundación Rosa Luxemburgo, se realizó el debate: «China: ¿cooperación sur-sur o nuevo imperialismo?». ¿Se trata de una real cooperación?, ¿se genera una nueva dominación desde el país de Asia? Estos fueron algunos de los aspectos sobre los que se explayaron Alberto Acosta de Ecuador, Ulrich Brand de Alemania y Maristella Svampa y Fernando “Pino” Solanas, de Argentina

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En los últimos tiempos, América Latina -y en particular, la Argentina- abrió canales de cooperación bilateral con China. Y precisamente este fue el eje central de la presentación. ¿Se trata de una real cooperación? o ¿se crea un nuevo imperialismo desde el país de Asia?

El Senador Nacional Fernando “Pino” Solanas es el presidente de la Comisión de la Cámara Alta del Congreso de la Nación Argentina, organizadora de la actividad. Durante su exposición enfatizó en denunciar graves aspectos de la relación que entablan Argentina y China: “el secretismo de Estado”. En este sentido, Solanas explicó que las bases de los acuerdos realizados entre ambos países se realizaron “soslayando al Senado”. Para esto, puntualizó que son 14 los convenios y que “es el acuerdo económico más grande de la Argentina contemporánea”. Entre los negocios bilaterales se destacan los relacionados a infraestructura: la construcción de represas y compra de trenes; pero también al fracking y especialmente a Vaca Muerta: de ese contrato “solo se entregó el 30% y con tachaduras”, afirmó. Con estos elementos, Solanas concluyó que “Macri (Presidente de la Nación) es un continuador -del kirchnerismo- del modelo energético y del secretismo de Estado”.

Luego, el economista ecuatoriano Alberto Acosta nutrió su exposición de elementos que aportaron a una caracterización completa del complejo país asiático. Y fue contundente: “China demanda el 30% de las materias primas a nivel mundial”, y “protege el sistema capitalista mundial al comprar bonos estadounidenses que estabilizan el dólar”. Esto se explica porque, para Acosta, “China y Estados Unidos no son enemigos, pero sí adversarios y socios comerciales”. Habló del rol preponderante que tiene el Estado y de la falta de una sociedad civil organizada. Como para Solanas, Acosta enfatizó en China como “un prestamista duro y complejo”. También se refirió al tipo de relación que establece con América Latina destacando el rol que juega Brasil como socio principal y suministrador de materias primas; y se lamentó porque históricamente en el continente “no aprendimos de las dependencias con las potencias”, y que en la actualidad “sufrimos una amenaza, porque aceptamos sus demandas sin una estrategia común”.

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Maristella Svampa, apoyada en los aportes y reflexiones de Alberto Acosta, focalizó su alocución sobre las consecuencias y dificultades que genera la relación entre China y América Latina, particularmente a la temática extractivista. “China es la gran fábrica del mundo”, explicó, y también una “gran demandante de commodities, especialmente a América Latina”, lo que genera una “radicalización del extractivismo o sino de los servicios vinculados al extractivismo en el continente”. También criticó que “desde 2010 se firman tratados de país a país” y no se negocia como bloque regional. Estos aspectos de dependencia se radicalizan y empeoran con China, “consolidando economías primarizadas y ligadas al extractivismo”, concluyó.

Por su parte, el politólogo alemán Ulrich Brand incitó a realizar un análisis desde una perspectiva de clase y cuestionarnos sobre “¿qué capas sociales se benefician con esta relación?”. Y explicó que China “se convirtió en el nuevo poder imperial y es quien dicta las reglas”. Reforzando esta idea de prepotencia, y en línea con los aportes previos, desarrolló la idea de que “no le interesan los estándares socio-ambientales” de donde invierte su capital, así como tampoco “se articulan con las economías locales y regionales”, y concluir que “los riesgos solo corren para los países de América Latina”. También, destacó -como propuesta- la importancia de la energía renovable y su lógica descentralizada; la necesidad de fortalecer las visiones de transición y llamó a “no emular los sistemas de vida de Europa”.

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“Un imperialismo de nuevo cuño”

Una vez expuestos los argumentos del debate en el Senado, la Fundación Rosa Luxemburgo dialogó con Alberto Acosta para profundizar sobre la relación entre los conceptos de su último libro «Salidas del laberinto capitalista. Decrecimiento y Postextractivismo» -escrito conjuntamente con Ulrich Brand- y le preguntó sobre el rol de China en el escenario global pero principalmente en relación con América Latina.

“China es hoy uno de los actores globales más interesantes, novedosos y que genera mucha preocupación. Porque rompe ciertos esquemas, no es el viejo imperialismo que viene acompañado de la fuerza militar, tampoco el que quiere montarse en las lógicas neoliberales a ultranza, aunque en la práctica hay neoliberalismo en China. Es una suerte de potencia que va emergiendo y se va infiltrando por todas las costuras, sobre todo económicas y de alguna manera políticas”, afirmó.

Agregó que “China es sin lugar a dudas un gran actor político global, abre oportunidades, en términos de mercados, incluso de intercambios culturales y tecnológicos, pero es un actor que está convirtiéndose en un imperialismo de nuevo cuño, con muchos elementos tradicionales y nuevos elementos. Y está dominando el mundo y está comenzando a dominar ya América Latina”. Opinó que “lo grave y preocupante es que los países de América Latina no aprendieron nada de su historia. Fuimos colonizados por Europa, dependientes por muchos siglos, neocolonizados por Europa y Estados Unidos y nunca aprendimos cómo enfrentar eso”, y que como “suministradores de materias primas”, “no hemos conseguido una integración regional para negociar de mejor manera una posición mundial, incluso dentro de la lógica capitalista. Construyendo una soberanía regional”.

La actividad se realizó en el marco del ciclo “Decrecimiento y Postextractivismo: debates hacia el Buen Vivir”, organizado por la Fundación Rosa Luxemburgo. Una serie de charlas, jornadas de reflexión e instancia de taller para el debate sobre la recuperacion y la construcción de alternativas a los modelos políticos, económicos y socioculturales vigentes en América Latina y el mundo.